-¿y qué sientes?
- Es como ir en el asiento trasero de un taxi, tan alcoholizada que siento que mi cerebro flota en medio litro de vodka. Las yemas de los dedos congeladas, el corazón explotándome el esternón y de paso fracturándome unas costillas, así que cuesta respirar. El taxi va sobre una de esas calles de asfalto llenas de agujeros y animales atropellados, así que todo se mueve de un lado a otro... hasta que llego a ese punto de la calle donde en cuanto subo, bajo y tengo esa extraña sensación de que se me mueve el estómago de su lugar. Luego de viajar por horas y horas en círculo, en una ciudad que no conozco, me bajo del taxi y camino unas 5 cuadras. No sé hacia dónde voy, pero tengo la seguridad de que a algún lado voy a llegar. Empiezo a sentir como si abejas me picaran los pies, así que descanso en una cama de clavos. Al levantarme me mareo, y vomito un arco iris lleno de ácido lisérgico.
-¿así de raro sentís?
- Si
- ¿todo eso que dijiste?
- Cada cosa ... ¿y tú?
- No, yo nada. Bueno, si... pero no es tanto así.
- ¿Y cómo es?
- No sé, lo normal.
- ... ah ya....
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